domingo, 24 de agosto de 2014

ENGENDRANDO EL SUSPENSO DE LAS FORMAS



Miremos una muestra de su talento donde la forma como efecto tiene un nexo causal entre la sustitución y la identidad. Nos paseamos absortos y concentrados en las obras de Jorge Porras Olmedo, nacido en la ciudad  de Cotacachi- Ecuador en 1968. Con estudios  en la Facultad de Artes, de la Universidad Central del Ecuador, donde fue galardonado como el mejor estudiante de la especialidad de Pintura y Grabado. En su obra estallan los colores y se abren en espirales afanosas de romper el ciclo de Helios, donde absorbe la luz para trasladar a una atmósfera más crítica y apaciguadora que siempre busca aproximarse a esa energía asociada a la pureza.

Mirando cada obra  la luz se pierde en la noche y se reconcilia con los colores que se desatan  y adquieren dimensiones de una penetración  que nos hace leer esa luz  y gravitar en una revelación que persigue el lado de lo incondicionado de la maravilla del recuerdo histórico de la humanidad.

Nos lleva al mundo de las civilizaciones pasadas con ambiente futurista,  donde parece lograr la antítesis entre causalidad y metamorfosis. La causalidad aparece en sus obras como una sucesión de visibilidad. La metamorfosis se sumerge  en los claroscuros de la lucha entre la incesante teoría de los sueños y la realidad que destruye el castillo de los misterios, al final queda en la retina del observador los hechizos de las fuentes subterráneas de su talento  que reemplaza el sueño por un equivalente elaborado en dimensiones de colores, sombras, formas ofreciéndonos sus propias leyes del arte en lo irreal y en la penetrable causalidad, tejida por las manos de lo efímero.

Jorge Porras ha realizado una hazaña silenciosa a sus vigilias y a sus ensoñaciones y ha fortalecido la dignidad del talento donde debe preparar romerías para ir a cualquier parte del mundo con su arte, donde su imaginación atrape nuevas expresiones y experiencias, demostrando  que ha integrado sus visiones sustentando en imágenes que nos devuelve en penetraciones donde se convierte lo real en sacramental, y lo sacramental en germinativo de imágenes melódicas  de sus formas internas  de grandes ceremoniales de la vida que nos permite prolongar la vida contemplativa hasta alcanzar signos de fiesta que nos traslada a las grandes dimensiones de su arte.

Víctor Manuel Guzmán Villena















































 









 
















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