viernes, 27 de agosto de 2010

IGOR SAMSONOV: LA INTERPRETACION Y REFLEJO EN EL ARTE

El ruso Igor Samsonov (Voronezh, 1963) es licenciado en Arte y en Matemáticas. Es un pintor precoz que realizó su primera exposición a los diez años. Sus influencias reconocidas por los críticos abarcan un amplio período de tiempo: el quattrocento italiano, la pintura flamenca del siglo XVII, el simbolismo y el surrealismo. Se diría que mis apreciados prerrafaelitas también andan presentes por ahí, e incluso Henri Rousseau, en la última de las pinturas que les he traído.
Desde el punto de vista filosófico, Samsonov parece estar influido por el taoísmo. Él lo explica así: “Siempre hay dos elementos en la naturaleza que se oponen: luz y oscuridad, joven y viejo, bello y horrendo; todos mis trabajos juegan con estos temas”.
Los prerrafaelitas
En 1848 siete artistas y escritores jóvenes se reunieron en Londres para buscar una nueva dirección al arte de la época victoriana y reaccionar contra las instituciones establecidas. Formaban la llamada “hermandad de los prerrafaelitas” los artistas Dante Gabriel Rossetti, William Holman Hunt, John Everett Millais y James Collinson, el escultor Thomas Woolner, y los escritores William Michael Rossetti (hermano de Dante Gabriel) y Frederick George Stephens. Se denominaron prerrafaelitas porque se inspiraron en el arte creado antes de la época del pintor renacentista Rafael.

Su principal objetivo era pintar directamente de la naturaleza de una forma espontánea, que rechazaba el academicismo y las composiciones entonces de moda en la Royal Academy. Usaban colores “brillantes como joyas” y prestaban gran atención a los detalles. Los temas de sus cuadros procedían de la mitología, de la historia, de las leyendas artúricas, de Oriente y de las narraciones bíblicas. Pintaban paisajes exóticos e interiores lujosos.

Siguieron a los poetas románticos ingleses como Byron, Keats y Tennyson, en lo que se refiere al simbolismo, el sentimiento y la expresión. Los miembros de la hermandad fueron muy críticos con el mundo “moderno” en el cual vivieron y los problemas sociales causados por la revolución industrial y el rápido crecimiento de las ciudades, aspectos que también reflejaron en sus obras




















domingo, 15 de agosto de 2010

VITO CAMPANELLA Y SUS PIGMENTOS ILUMINADOS POR LA MENTE

Pintor argentino de origen italiano nacido en Monopoli, Bari, el 17 de Octubre de 1932. Radicado en la Argentina en 1955, reside en Buenos Aires. Estudio en la Academia de Bellas Artes de Brera en Milan y en otros centros culturales y estudios de importantes artistas europeos.
Es considerado uno de los surrealistas más destacados a nivel mundial. Realizo numerosas exposiciones individuales y colectivas y sus trabajos figuran en importantes museos y colecciones privadas. Asimismo, fue distinguido en diversas oportunidades con premios en salones internacionales donde es constantemente invitado a participar.

De su formación Campanella ha dicho: “Mis maestros fueron De Chirico y Dalí. De Dalí debería decir que, a pesar de haberle dado toda mi admiración y mi cariño, no recibí nada. Es un ser egocéntrico y necesitado de una corte de incondicionales, pero, aun a su pesar, el solo estar cerca de sus obras me resulto valioso. Con Giorgio De Chirico todo fue muy diferente. Charlábamos horas y horas y a el le debo haberme introducido en el mundo de la metafísica”.

Los críticos lo encasillan como surrealista, pero no se detiene demasiado a analizar la precisión de tan socorrida clasificación. “Yo me he limitado a pintar, a pintar incansablemente. Empece en todo caso siendo un impresionista, y hasta pase por lo que luego se llamaría “pop art”. Hacia “pop” cuando aun no era moda. Luego arribe a esto que los críticos califican de surrealismo y que es lo que me permite expresarme mejor. Y si digo que los críticos me definen como surrealista no es para establecer desacuerdo, sino simplemente porque no podría definir mi pintura. Yo pinto y listo”.

“Mi pintura tiene siempre un dejo renacentista. Tal vez porque, nací en Bari, Italia. Llegue a la Argentina en 1955, alrededor de los veinte años. Aquí hice toda mi carrera, pero sin duda, el clima de las ciudades italianas fue determinante en mi pintura. Encontrarse con el arte a la vuelta de casa de cada esquina termina por marcarnos de un modo insensible pero indeleble. Tal vez por eso los críticos, los mismos que me ubican como surrealista, señalan también el “clima” de Renacimiento de mis trabajos”.

Sus obras están en la Galería Degli Uffizi, en los Museos de Arte de varias grandes capitales del mundo, y ha expuesto con gran éxito en los Estados Unidos, Francia, Belgica, España y Japón. En 1985 expuso en La Cuadra, en el Bajo Belgrano, una retrospectiva que abarca quince años, con las series: Martín Fierro, Mitológicas, Los centauros, Los payasos, Esotéricas y La alquimia. La propia variedad temática mueve a una explicación: “Me sacuden cosas en mi entorno. Una poesía, un tema musical, algún hecho social o político, algo roza mi sensibilidad y empieza a generar imágenes en mi mente. Cuando pinte las series que yo llame de mayor elaboración, porque me demandaron mas tiempo, busque inclusive escenarios reales. Para la de Martín Fierro me traslade a La Pampa, para la de la Biblia a Israel”.

Entre los premio obtenidos por el artista figuraron: Salón Internacional de Montecarlo (1972), Gran Premio Homenaje en Punta del Este (1975), Salon de Caracas (1976), Salon Internacional de Milan (1977), Salon Internacional de Montecarlo (1978), Concurso Unicef de Turin (1979), Salon Bienal de Paris (1982).

Expone sus obras desde 1972 en Buenos Aires, Chicago, San Pablo, Caracas, Montecarlo, Turin, Paris, Montevideo, etc. Se halla representado en los siguientes museos: Museo de Arte Moderno - Joannesburgo. Museo de Arte Moderno - Buenos Aires. Museo de Arte Moderno - Tel Aviv. Museo Provincial de Bellas Artes - Mar del Plata. Museo Gomez Cornet - Santiago del Estero. Museo de Bellas Artes - Athenas. Museo de Arte Moderno - Armenia. Galleria Degli Uffizi - Florencia.

Decía Leonardo que hay que desconfiar del artista cuya concepción resulta superada por la ejecucion de su obra. La destreza técnica de Vito Campanella inquieta al observador exigente y prevenido por advertencias leonardescas. Sin embargo, a poco andar descubrimos algunas ambigüedades que por su condición titubeante nos tranquilizan. Después de todo, Campanella no tiene la receta y en esta medida hay margen para su progreso y evolución, dentro del estilo surrealista por el que ha optado.Es evidente que conoce la obra de Dalí y la de De Chirico; nos informa haber tenido contacto directo con el taller de estos artistas si bien su formación la considera con el acento en elautodidactismo (reconoce haber profitado poco de la Brera) estudiando pacientemente a los grandes maestros en los museos de Europa. EI brillo de sus panos, el amor por las texturas parecen emparentarlo más bien con los venecianos, el nada realista Tintoretto y aquel vástago griego que en España llegó a ser El Greco.Campanella conoce los términos del desafio. Lo hemos conversado. Sabe del peligro de rebotar contra la tela en vez de internarse en ella, y acepta las duras condiciones de la lucha. Le interesa el mundo metapsiquico pero es consciente que la batalla debe dirimirse en términos plásticos y la resultante de su labor lejos de aquellas aspiraciones de un automatismo según el cual bastaría sumergirse en ciertos estados anímicos para ser visitados por la Musa de la calidad plástica. Sueña sí Campanella, pero sueña bien despierto. Lo contrario séria provocar estados somníferos en el espectador, que no de ensoñación. Para transmitir la vivencia de lo onírico hay que estar muy despabilado, tal vez Campanella lo esté demasiado. En todo caso no lo frenan las profundidades de su subconsciente y está decidido a internarse cada vez más en él.Esta humildad básica de Campanella es buen augu.

Está muy lejos de sentirse cómodo con lo que hace; otros en su lugar se conformarian con cosechar el favor de un público que no le mezquina halagos. En vez, Campanella duda de su maestría hiper realista.Busca el diálogo, la objeción. Si por momentos celebra sus propios resultados lo hace con inocencia, con el entusiasmo de quien se siente progresar. Sus formas coruscantes hablan de ese mundo visceral, como bien lo define el crítico Ignacio Pirovano, que suele ser patrimonio de los surrealistas. No nos asustan los manierismos del estilo como no nos asustan los Manieristas queprodujeron un Bronzino; es uno de nuestros pintores favoritos.
Creemos que el Art Nouveau no es sino un gran manierismo y nos deleita, cuando se lo maneja al nivel de los capaces Gaudi Beardsley. Arriesga Campanella al introducir ahora textura de ruinas en contraste con las lisas superficies de sus figuras y de sus cielos. Dentro de un estilo que exige como pocos la sumisión formal, lo vemos a Campanella vital y en movimiento. Incorporando las formas que mejor hablan a su sensibilidad como los instrumentos antiguos que asoman en sus telas con la fidelidad responsable del estudioso, debatiéndose con sus perspectivas tonales y geométricas será difícil cerrarle el paso a Campanella a esa cuarta dimensión a la que aspira.


































domingo, 8 de agosto de 2010

COLETTE CALASCIONE: EROTISMO DADAISTA

Colette Calascione pintora nacida en San Francisco en el año 1971, aunque vive en Nueva York -EEUU. Su obra abunda el mundo onírico y el sentido del humor. El trabajo de esta artista es caprichoso, provocativo y elegante. Una pintora que gusta recrear paisajes con gran dosis de erotismo dadaísta.

Las mujeres que pinta Colette Calascione en New York, son de lo más exquisito y enigmático, Encuadrándose probablemente en las tendencias más contemporáneas de la pintura clásica moderna. Inspirada por tendencias victorianas y surrealistas, Calascione está dotada de la mano de un maestro por su técnica, una imaginación muy acusada, un sentido perverso del humor y una reverencia por las formas femeninas. El trabajo que resulta ser caprichoso, provocativo y elegante al mismo tiempo. Los desnudos enmascarados seducen al espectador.

Del mismo modo, su técnica de pintura recurre al pasado, y el modus operandi de pintores, los viejos maestros. Es de esta ejecución prudente de la técnica, que Collette nos entretiene con sus imágenes y su visión de estilo clásico exquisitamente detallado.

Hay una escrupulosa atención en todos los detalles, el color y el contraste que impregna en las formas (los escotes pulverizados, los pliegues de los paños o los fondos tumultuosamente rococós son extraordinarios. Su estilo, dentro del arte contemporáneo, se asemeja deliberadamente al Arte Tradicional.

Dream of The Hungry Ghost es su pintura favorita, y se basa en su collage preferido de su admirado Max Ernst. Colette se declara una mujer bastante ermitaña, una artista que le gusta revisar sus cuadros, rehacerlos de nuevo en algunas ocasiones, pero en cuanto a su significado nos deja a nosotros el trabajo de hacer nuestras propias interpretaciones.








































COLECCIONES EXPUESTAS