domingo, 27 de abril de 2014

GEHARD DEMETZ LA INFANCIA INACABADA Y HERIDA


Gehard Demetz, nació en Bolzano (Italia) en 1972 y vive en Selvadi Val Gardena, localidad italiana cercana a la frontera con Austria.  Es un artista italiano cuyas impactantes obras reflejan sobre todo niños de aspecto gélido, que construye con una peculiar técnica escultórica, y cuya intención es sobre todo hacer reflexionar sobre la difícil relación entre los niños y los adultos, marcadas muchas veces por maltratos y abusos.

Trabaja la madera de una manera única en la escultura contemporánea, lo que hace que haya mayor interés por sus obras. Compone las piezas por separado, unas ásperas y otras perfectamente lisas para mostrar la dualidad del carácter infantil, y luego las monta sobre una peana. Los huecos intencionados pretenden reflejar la fragmentación de una etapa inacabada, cuyo resultado final son niños de actitud distante y mirada perdida.

Sus esculturas de niños, son al mismo tiempo atractivas e inquietantes, elaborados con una sorprendente perfección que no es retórica o clásica. Una de las características técnicas más sorprendentes es la construcción con bloques de madera pequeños y la yuxtaposición de piezas finamente pulidas, con superficies muy duras y poco precisas. Esta construcción especial y el tratamiento de sus esculturas lo hacen absolutamente único en el dominio de la escultura contemporánea de madera y es en parte responsable de la gran curiosidad suscitada por la aparición de su obra en el mundo del arte.

 Reconoce estar inspirado en películas de terror donde los niños son protagonistas, como “El pueblo de los malditos”, donde los niños intentar entender el mundo que les rodea o defenderse de los ataques de los adultos. Mezcla de sufrimiento e impotencia, unen la inocencia, con la rebeldía, representada por los objetos cotidianos que llevan en las manos, desde tijeras y destornillador a una plancha, como símbolos del juego con el peligro y la ansiedad que el paso de la infancia a la madurez.

Un ejemplo de esa crudeza es “El niño con uniforme de boy scout”, una escultura que tiende rígido e impasible el cinturón a sus padres para que lo golpeen con él. La pieza fue uno de los iconos de la última Feria de Arco. El niño con gesto serio y triste ofrece a sus progenitores un cinto para el castigo. La hebilla representa un ‘ojo que todo lo ve’. Por la estética del chico y su brazo en alto bien pudiera ser, además, un pequeño miembro de las juventudes hitlerianas, uno de los ejemplos máximos que ha dado la historia de la manipulación de la infancia. 

Desde su debut en 2005, Gehard Demetz ha expuesto en galerías de todo el mundo.

























































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