
Uno de los escultores más famosos de Colombia y América, sus gigantescos bronces se caracterizan no sólo por su monumentalidad, sino por su espectacularidad y su alto impacto dramático. Desafiando la gravedad y acusando agresivo dinamismo, su obra subyuga jugando con el aire y las formas, y su composición fuerte y llena de elementos de caos aparente pero estudiado, nos recuerda a sus maestros, los grandes artistas mexicanos Siqueiros y Rivera.
Cuenta la historia que este magnífico artista, que enaltece al ser humano y busca la mirada al cielo, aprendió su amor al arte por otro artista Pedro Betancourt, quien también practicaba la escultura y al parecer era su abuelo, su obra es más reconocida fuera de Colombia en especial en México.

Su escultura es una síntesis de lo arcaico, clásico y moderno con una clara tendencia precolombina. Por lo general, sus esculturas son monumentales por el tamaño, el número de figuras, la dinámica y el espacio que ocupan. La visión de grandeza va de acuerdo con los episodios que proyectan.
Se le considera uno de los más importantes representantes de la escultura colombiana moderna. Sus obras monumentales y de gran fuerza plástica se hallan levantadas en lugares públicos tanto en su país como en México. Cultivó el estilo simbolista y el expresionismo simbólico, trabajando en materiales como madera, piedra, vidrio, bronce, cemento, terracota, fibra de vidrio etc.
Fue ganador de importantes galardones artísticos, como el Premio Nacional de Artes Plásticas de Colombia, (1972). Es autor de dos libros de prosas autobiográficas titulados Crónicas de la enrancia, del amor y de la muerte, (1976) y Los pasos del condenado, (1988). Sus principales obras literarias son los relatos autobiográficos Crónicas de la errancia, del amor y de la muerte y Los pasos del condenado que lo escribió mientras estuvo secuestrado .Murió en 1995