Una fotógrafa con su cámara es una aventurera, una observadora que vive al compás de lo que registran sus ojos que revela realidades y significados que pueden estar mucho más allá de las imágenes. El arte de la fotografía de Marina Aoiz Monreal, artista y poeta de Tafalla, Narrava, España, quien a través del lente aprendido a mirar y ver el significado oculto de todas las cosas, priorizando más su objeto que su cámara que sólo es un medio para perpetuar su sensibilidad.
Este es un arte que se transformó Marina en su pasión, porque redujo la realidad a un sólo momento que encierra todos los momentos y todos los actos de ese instante; representando un corte transversal en la línea del tiempo, que le permite vivir la vida más intensamente al brindar el poder de revivir los hechos que le conmueven y emocionan y toman plena conciencia de ellos. Todo fotógrafo tiene su propio estilo, que revela su forma de ver el mundo, su punto de vista, su manera de pensar y sentir. Son expresiones subjetivas que abarcan recuerdos olvidados, emociones sentidas e infinidad de historias interrumpidas o acabadas que han dejado sus huellas. Este arte es una manera de salir de si mismo porque ayuda a interesarse y a comprender al otro, porque es una actividad que favorece el vínculo con la realidad.
La fotografía es el reflejo del alma. Es una invitación a recorrer los laberintos personales, ocultos. Las puertas mejor resguardadas de nuestra fragilidad, donde se ve mucho más allá de lo que se quiere ver, ya que la imagen retiene sentimientos, valores, sensaciones, jerarquías, proyectos, opciones de vida. Una foto nunca es ingenua, dice exactamente lo que debe decir, es una ventana hacia adentro, es desnudarse ante los ojos extraños. Es una fuente de sentidos.
Víctor Manuel Guzmán Villena